Deseando que vuelvas
pa subirte a la sierra
y enseñarte mi hogar
construido en la piedra.

Hermoso paisaje destrozado,
rabia e impotencia van de la mano.
Desde mi corazón acebano,
gracias al pueblo moralejano.

Se extiende verde y amada,
entre azules de cielo y agua.
Llueve en invierno,
cuando todo se calma.

Se recupera la fiera,
en silencio, nunca descansa.

Ya se fueron los tráiler,
se llevaron la madera,
pagaron cuatro sueldos
como toda penitencia

Traidores que besan banderas
consintieron el​ robo;
alguno habrá llenao la cartera,
eso sí,
despreciando la su tierra.

Manos sin callos
decidiendo sobre el campo
nos dejaron la tristeza,
pero, tranquilos, que
ya vuelve la carquesa.

 Se recupera la fiera,
en silencio, no descansa.
La cuidan, ¡la miman!
La quieren sus ciudadanos.

Aquellos
que se quedan durante todo el año
para que ahora y siempre,
¡Todos!, ¡Todas!
Volvamos a la Sierra de Gata.

Dejadme un canchal
que mire a Jálama,
un vaso de vino blanco
y una tarde acebana.

Permitidme que mis hijos
descubran la sierra,
que se enamoren en ella.

Hijos de puta, cabrones,
no queméis la Sierra

Se recupera la fiera,
en silencio, no descansa.
La cuidan, ¡la miman!
La quieren sus ciudadanos.

Aquellos
que se quedan durante todo el año
para que ahora y siempre,
¡Todos!, ¡Todas!
Volvamos a la Sierra de Gata.